UNA EMOTIVA DESPEDIDA EN LUCENA

La gran familia de la feria de Lucena rinde un respetuoso homenaje a Andrés Pérez haciendo realidad su última voluntad de pasear una vez más por el recinto ferial

El coche fúnebre con los restos de Andrés Pérez pasa por la calle central de la Feria de la Primavera de Lucena para recibir el homenaje de sus compañeros

Andrés Pérez había dicho en muchas ocasiones que su última voluntad era que su féretro fuese paseado por la feria a la que dedicó toda su vida. Hoy su familia y amigos le han rendido un respetuoso y silencioso homenaje, dando cumplimiento a su último deseo.

Las luces de la feria se han encendido esta mañana por última vez para un feriante lucentino, Andrés Pérez Benítez, que ayer perdía la vida. No ha habido músicas estridentes, solo la multitud de bombillas multicolores de una feria a la que dedicó toda su vida y el silencio respetuoso de sus compañeros, que han querido rendirle así un póstumo homenaje.

Andrés, miembro de la familia de "Los Fandangos", tradicionalmente vinculada a la feria, tenía 67 años de edad y falleció este sábado tras varios meses peleando contra una afección cardiaca que finalmente no pudo superar. En muchas ocasiones había dicho a familiares y amigos que, a su muerte, le gustaría que le llevasen a dar un último paseo por el real, y su familia y compañeros feriantes han querido que esas últimas voluntades pudiesen verse cumplidas. 

A las nueve de la mañana, antes de dirigirse a la iglesia de San Mateo, en las calles mojadas por la lluvia de la Feria de la Primavera de su Lucena natal, Andrés ha recibido el cariño y el reconocimiento de sus amigos. El respetuoso silencio de los compañeros, llegados desde distintos puntos de la geografía andaluza, solo se ha roto con un gran aplauso cuando el coche fúnebre abandonaba el recinto, que ya le recuerda como uno de los suyos. 

Uno de los asistentes señalaba que Andrés era "un hombre muy querido por todos". Otro señalaba que "han abierto todos los negocios, la respuesta a esta última voluntad de Andrés "El chulo", como era conocido por todos, ha sido masiva y el silencio impresionante". Un tercero aseguraba que "la presión a la que nos hemos visto sometidos durante estos meses ha hecho mella en muchos de nosotros" mientras lamentaba el fallecimiento de "un buen hombre y compañero".

Este último recorrido entre las luces de los tiovivos, el barco pirata, la pista de "coches de choque" a la que dedicó su vida, los puestos de algodón dulce y la tómbola, silenciados en señal de duelo para despedirle, ha sido el bonito y emotivo gesto de homenaje de los feriantes hacia su compañero muerto. Luego las luces se han apagado, aunque en unas horas volverán a encenderse para celebrar con alegría la vida, como siempre ha hecho la feria.