Iznájar revivirá la tradición de los farolillos de melón con motivo del Día de Todos los Santos

Concentración de farolillos de melón en Iznájar (foto de archivo)

El próximo 31 de octubre, la Plaza de Abastos de Iznájar será el punto de encuentro para celebrar la concentración de farolillos de melón. La jornada, que incluye una chocolatada benéfica, realizará un recorrido con los farolillos iluminados por el casco histórico hasta el castillo

Con motivo de la celebración del Día de Todos los Santos, la delegación de Ocio del Ayuntamiento de Iznájar vuelve a organizar una concentración de farolillos elaborados con melones para el próximo 31 de octubre.

La jornada, que comenzará a las 17:00 horas en la Plaza de Abastos de la mano de una chocolatada benéfica organizada por la Junta Local de la AECC, dará paso a la concentración de farolillos a las 18:00 horas con un paseo desde la Plaza de Abastos por la Villa hasta finalizar en una visita al castillo, donde se podrán ver temas y diseños de decoración de los farolillos de libre elección de los participantes.

Cartel concentración de farolillos de melón en Iznájar 2024

De esta manera el Ayuntamiento de Iznájar pretende que perdure esa vieja tradición de vaciar un melón, recortar sus laterales con formas diversas y tras introducirle una vela, convertirlo en un farol.

Los etnólogos de la zona cuentan que, con la llegada del frío, los melones más pequeños y menos maduros –que se conocían como “zocatos”- se reservaban para transformarlos en farolillos que los niños utilizaban en estas fechas en las que anochecía mucho más temprano cuando querían iluminar sus paseos y sus juegos. Posteriormente, surgió este ritual que se ha estandarizado en la Festividad de Todos los Santos.

Así, cuando se acercaban estos días tan espirituales, de almas errantes y ánimas vivientes, los farolillos de melón se colocaban en los quicios de las ventanas, colgados en las rejas, en los dinteles de las puertas e, incluso, al lado de alguna hornacina de un santo. Con un objetivo muy claro, no dejar que entrasen ni se aproximasen a los hogares aquellos espíritus que vagaban libres durante la noche de los muertos.