Con algo más de 400 metros cuadrados en planta, y varias terrazas y niveles arqueológicos, se remonta al menos al siglo IV antes de Cristo y es un exponente de la cultura ibérica en Córdoba. La consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, se comprometió en la última visita a Cabra el pasado mes de diciembre a agilizar los estudios previos para este procedimiento de inscripción.
Con este procedimiento se busca la protección del edificio principal, de casi veinte metros de fachada, y las terrazas meridional y septentrional del complejo, así como otros espacios. Las estructuras de piedra del muro perimetral del recinto principal son casi indestructibles en tiempos humanos y salvo por acción humana, y por ello se conservan en todo su perímetro en más de dos metros de altura, salvo en las esquinas demolidas intencionalmente, que narran una parte de la historia del yacimiento.
En el interior del edificio principal los muros de zócalo de piedra irregular y alzado en adobe alcanzan alturas que llegan a los cuatro metros. Sin embargo, estos muros son extremadamente frágiles. En el exterior se conserva muy bien la escalinata de piedra, aunque se considera extremadamente frágil y no debe ser objeto de tráfico peatonal.
Otros sectores del yacimiento como el muro de contención de la terraza meridional o el de la terraza septentrional se conservan en peor estado porque al estar en ladera las fuerzas de erosión y presión de la tierra, y el crecimiento de vegetación, han provocado mayores daños y siguen siendo una amenaza.