Hace unos días concluía la segunda campaña que han llevado a cabo en el Cementerio Virgen de Araceli un grupo de investigadores de la Universidad de Granada dirigidos por el profesor Francisco Carrión, con el objetivo de localizar las fosas en las que presumiblemente reposan los restos de hasta 70 personas ejecutadas durante la Guerra Civil en nuestra ciudad.
Según ha confirmado el propio director de la excavación a LucenaHoy, durante los trabajos realizados en esta segunda fase ha sido posible la localización de restos de cinco personas, todos ellos varones, "que podrían haber muerto en circunstancias violentas, aunque tanto este extremo como la posibilidad de que pertenezcan a personas represaliadas por el régimen franquista habrán de ser determinadas durante el estudio antropológico y forense, actualmente en curso".
En este sentido Carrión, que se ha mostrado muy cauto sobre el resultado final del estudio, ha considerado "prematuro" identificar los restos encontrados como pertenecientes a alguna de las víctimas de la represión en Lucena y ha pospuesto cualquier valoración sobre el resultado de la investigación a la finalización de los trabajos, indicando que será "en torno al 20 de enero" cuando se convoque a los familiares y al ayuntamiento a través de la Dirección de Memoria Democrática.
Cabe reseñar que a finales de 2016 ya se llevó a cabo una primera fase de excavaciones, que concluyó sin éxito, al no poder localizarse el lugar de los enterramientos.
En esa primera fase de los trabajos se excavaron dos áreas del cementerio, cercanas a la antigua "puerta de los carros", por la que se tiene constancia por familiares de que entraban los detenidos por las autoridades golpistas, para ser fusilados y posteriormente arrojados a las fosas, sin que se encontrasen restos humanos que pudieran adscribirse a 1936. Además se trabajó en parte de las más de 300 bovedillas construidas en torno al año 1928, y cercanas a la misma puerta, parte de las cuales fueron vaciadas a los largo del siglo pasado, depositando los restos en el osario, para volver a reutilizarlas, dado el carácter de las mismas, reservado a personas sin recursos económicos, que no podían hacer frente a un entierro o adquirir un nicho.
Con esta actuación se pretende dar visibilidad a los crímenes cometidos durante el golpe de estado y la represión auspiciada por la dictadura franquista y dignificar a las víctimas de las misma.