Como cada año, con este encuentro se han querido activar los protocolos a desarrollar durante el verano para proteger del calor a los colectivos más vulnerables, especialmente la población mayor y los niños pequeños por presentar una mayor dificultad de control de los mecanismos de regulación de la temperatura.
De hecho, en estos primeros días de junio ha concluido la depuración del censo de años anteriores y la identificación de las personas en mayor riesgo por parte de las Enfermeras Gestoras de Casos y Enfermeras de Familia, información que ya conocen el resto de profesionales participantes en este plan, derivado de los protocolos que a nivel andaluz ha establecido la Consejería de Salud y Consumo.
Las actuaciones de los diferentes organismos, a partir de ahora, se centran en reducir el impacto sobre la salud asociado al incremento de la temperatura estival y a posibles olas de calor, y en los esfuerzos preventivos en las poblaciones de riesgo de morbilidad y mortalidad por causa de temperaturas elevadas, identificándolas y estableciendo un seguimiento personalizado.
Desde Salud se recuerda que la asociación entre altas temperaturas e incrementos en la morbimortalidad es muy robusta, numerosos estudios epidemiológicos muestran un aumento significativo de la mortalidad por encima de un determinado umbral térmico y se ha demostrado que las temperaturas extremadamente altas inciden directamente sobre la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
En 2023, Andalucía adelantó la activación del plan al 16 de mayo y se mantendrá vigente hasta el 30 de septiembre, si bien se aprobó, como novedad, un criterio de flexibilidad que permita la activación fuera de este período, mediante el seguimiento durante los quince días previos (1 al 15 de mayo) quince días posteriores (1 al 15 octubre) para años posteriores.