Como cada 14 de noviembre, hoy se celebra el Día Mundial de la Diabetes. La Federación Internacional de Diabetes (FID) ha determinado que este año esta efemérides se centre en "Las mujeres y la diabetes", con el eslogan “Nuestro derecho a un futuro saludable”.
También Lucena se ha sumado a esta fecha simbólica para quienes padecen esta patología. Desde el pasado fin de semana, edificios emblemáticos de nuestra ciudad como el Ayuntamiento o el Palacio de los Condes de Santa Ana han visto sus fachadas teñidas de azul, color que identifica a esta enfermedad.
Además, como ya ocurre en otras localidades, desde hace escasamente una semana nuestra ciudad cuenta con una asociación relacionada con esta dolencia, Diabetes Lucena, que se presentará de forma oficial en las próximas semanas y que nace con la vocación de convertirse en apoyo y punto de encuentro para los enfermos de diabetes de nuestra ciudad y en un instrumento más para recabar apoyos para que no cese la investigación sobre las causas, el tratamiento y la curación de una patología que afecta a millones de personas en todo el mundo.
En España, según el estudio epidemiológico [email protected], el 13,8% de los españoles mayores de 18 años tiene diabetes tipo 2, lo que equivale a más de 5,3 millones de personas. De ellos, casi 3 millones ya estaban diagnosticados pero 2,3 millones, el 43% del total, desconocían que padecían la enfermedad.
El retraso en descubrirla implica que cuando se diagnostica la enfermedad el 50% presenta alguna complicación. Esto es grave si tenemos en cuenta que el tratamiento de las complicaciones es tanto más eficaz cuanto más precoz y que la diabetes afecta a órganos tan importantes como los riñones, la vista, el corazón o el sistema nervioso.
A estos casos de diabetes tipo 2 (la más frecuente), hay que sumar los de la tipo 1, que supone en torno a un 5% del total de personas con diabetes, aumentando también su incidencia, y otras situaciones especiales como la diabetes asociada con el embarazo, que afecta a entre el 5 y el 7% de todos los embarazos.
Esta situación es preocupante y toda la sociedad, con especial mención de las autoridades sanitarias, debiera implicarse para tomar medidas, especialmente dirigidas a modificar el estilo de vida sedentario y los malos hábitos alimentarios de muchas personas de nuestro país y a incidir sobre la investigación, tanto para curar esta enfermedad silenciosa, como para mejorar la calidad de vida de los pacientes, incluyendo entre las prestaciones que reciben los nuevos métodos de control de glucosa –sobre todo entre la población diabética infantil– o eliminado los drásticos controles sobre los ya existentes –como ocurre con la limitación del número de tiras reactivas para medir el nivel de glucosa en sangre–.