El sacerdote lucentino Pedro Zafra Gómez lleva más de diez años en Ucrania. En junio del pasado fue ordenado presbítero de la diócesis Kiev-Zhytomyr y es vicario en la parroquia de la Asunción de la Virgen María, situada en la zona este de la capital ucraniana, uno de los principales objetivos de la artillería y los misiles rusos.
Desde el principio del conflicto armado Pedro Zafra ha estado al lado de sus vecinos y feligreses, consolando a personas aterradas por los ataques e intentando llevarles la calma desde su parroquia en estos momentos dramáticos.
Asegura que el sonido de las armas les llega hasta el interior de la parroquia en ocasiones, “pero confiamos en el poder de la oración”.
Pedro Zafra ha escuchado desde la madrugada del 24 de febrero los bombardeos en las afueras de Kiev, ha vivido los primeros colapsos en las gasolineras y los atascos de los vehículos que buscaban salir de la ciudad. Ante esta situación, “lo único que podemos es perseverar en la oración y no caer en el pánico”, apunta el joven presbítero lucentino.
Desde Kiev, Pedro Zafra hace un llamamiento, como ya lo ha hecho el Papa Francisco, a la oración por la paz porque “nuestra misión es anunciar el amor de Dios a todos, incluso el amor a los enemigos y dar esperanza y consuelo al pueblo ucraniano”.
Esta semana, la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli de Lucena ha enviado a su parroquia estampas y un rosario de la Virgen de Araceli. Según explica Rafael Ramírez Luna, Hermano Mayor de la cofradía aracelitana, "pretendemos que a través de las imágenes y el Rosario de la Virgen, este sacerdote lucentino y sus vecinos ucranianos sientan la protección de Nuestra Madre”.
A esta ayuda 'espiritual' se sumará en los próximos días un paquete de ayuda humanitaria que realizará la cofradía a los damnificados por la guerra de Ucrania.