Unos 25 metros del muro perimetral de la antigua Huerta del Carmen, con más de cuatro siglos de historia, han quedado reducido a cascotes esta madrugada. Las ancianas piedras de la muralla no han soportado el continuado temporal de agua y las puntuales ráfagas de viento de las últimas horas y se han desmoronado sobre el suelo, aplastando literalmente algunos elementos de mobiliario urbano como un par de bancos de forja instalados en la zona.
La hora en la que se ha producido el derrumbe ha hecho que el episodio no haya ocasionado ningún tipo de daño personal. En un banco situado a escasos metros del tramo de tapial colapsado aún se observaban esta mañana restos de una cena compartida en una zona que suele ser frecuentada por jóvenes.
A primera hora de la mañana la policía local ha procedido a perimetrar la zona y prohibir el paso a la misma, ya que no se descarta que durante las próximas horas pueda caer algún tramo más del viejo muro, tanto en la zona más cercana a la iglesia del Carmen como en la zona colindante con el llanete de los Dolores, en la que se ha prohibido el aparcamiento.
El concejal de Obras, José Cantizani, ha indicado que será el próximo lunes cuando se haga un examen más detallado de la situación del resto del tapial y se valore el riesgo que pueda entrañar así como la posibilidad o no de proceder a su reintegración.
El muro del Carmen forma parte del antiguo convento de la Orden de Carmelitas Descalzos, cuyas obras de lo que será la primera iglesia, se iniciaron en el año de 1600, constituyéndose el convento el 19 del marzo de 1601 bajo la titularidad de San José, entonces extramuros de la ciudad, con amplio sitio para el convento y la huerta así como aguas para el regadío. Tras la exclaustración y la posterior venta de los bienes eclesiásticos, desapareció el convento totalmente, excepto lo que fue el albergue de su riquísima biblioteca, transformada en sacristía y casa rectora, tras el levantamiento de la parroquia actual el 1 de enero de 1891. La amplísima huerta pasó a propiedad particular, aunque hasta hoy se ha conservado parte de su cerramiento de mampostería, que se ha mantenido inalterable pese a las ampliaciones y reformas del templo, salvo la implantación de algunas puertas de acceso y algún retoque.