Reportaje

REPORTAJE | Un pueblo que supo convertir la herida en belleza: La Grieta de Benamejí

En la ladera del Río Genil, se alza la impresionante Grieta de Benamejí, un enclave que testimonia la fuerza de la naturaleza y la resiliencia humana. Este fenómeno geológico transformó la historia del municipio. De desastre a pulmón verde, este espacio es hoy un referente de belleza paisajística y superación.
Captura-de-Pantalla-2024-09-16-a-las-17.49.47
photo_camera Vísta de drone del parque periurbano de la Grieta (Ayto. de Benamejí)

En la ladera del Río Genil, se alza la conocida Grieta de Benamejí, un enclave testimonio de la fuerza de la naturaleza y la resiliencia humana. Este fenómeno geológico, uno de los más destacados de la región, no solo cambió el paisaje de este municipio de la Subbética, sino que también alteró su historia al hacer desaparecer parte de su territorio. Te lo contamos todo en este reportaje.

Historia

Desde el siglo XVIII, la ladera sur de Benamejí, una pendiente abrupta de 900 metros de longitud y 150 metros de desnivel, ha sido escenario de deslizamientos de tierra. Sin embargo, fue en febrero de 1963 tras unas intensas lluvias, cuando un corrimiento devastador sepultó 55 viviendas y dañó otras 50, obligando a la reubicación de decenas de familias.

Corrimiento de tierras en la Grieta de Benamejí
Corrimiento de tierras en la Grieta de Benamejí (Imagen: Ayto. de Benamejí)

El pueblo despertó a la amenaza constante que suponía el borde del talud, una amenaza que volvió a manifestarse en 1987 y, con mayor intensidad, el 27 de diciembre de 1989, cuando otro gran deslizamiento trajo el recuerdo del miedo, aunque esta vez los daños fueron menores. La tierra, fragmentada por su propia composición geológica y debilitada por las lluvias persistentes, cedía una vez más.

Delimitación de la zona afectada
Delimitación de la zona afectada (Imagen: Ayto. de Benamejí)

Pero con esfuerzo y cooperación de todas las administraciones, la ladera fue estabilizada a finales del siglo XX, mediante un proyecto de ejecución que supuso una inversión de 1.000 millones de las antiguas pesetas, transformando el desastre en una oportunidad.

Obras de contención en la Grieta de Benamejí
Obras de contención en la Grieta de Benamejí (Imagen: Ayto. de Benamejí)

Las causas de estos deslizamientos eran complejas: la erosión del río Genil al sur, las características geológicas del terreno formado por arcillas y calizas fragmentadas, la presencia de agua en el subsuelo y las intensas lluvias que saturaban el suelo inestable.

Obras de contención y drenaje en la Grieta de Benamejí
Obras de contención y drenaje en la Grieta de Benamejí (Imagen: Ayto. de Benamejí)

Como respuesta, se emprendieron obras de estabilización de gran envergadura, culminando en 1999 con un sistema de drenaje y pantallas de hormigón que frenaron definitivamente el avance de la tierra, gracias al trabajo en equipo de gobierno central, autonómico, provincial y local. 

pueblo-1024x672-1
Paseo de la Grieta de Benamejí (Imagen: Ayto. de Benamejí)

La Grieta tras su intervención y estabilización dejo de ser una amenaza y se ha convertido en una magnífica oportunidad, un espacio natural de gran belleza paisajística a escasos metros del centro de la localidad.

Un gran parque periurbano y mirador hacia Andalucía

Donde antes hubo desolación, actualmente se extiende el Parque La Grieta de Benamejí, un pulmón verde que ha redefinido el horizonte del municipio. A escasos metros del centro urbano, se alza este parque periurbano que se ha convertido en un referente regional. La Grieta, que una vez amenazó con devorar el pueblo, hoy lo abraza con su red de senderos y miradores que ofrecen unas vistas privilegiadas.

Parque periurbano de la Grieta de Benamejí en la actualidad
Parque periurbano de la Grieta de Benamejí en la actualidad (Imagen: Ayto. de Benamejí)

Los benamejicenses han convertido un problema en oportunidad, creando un espacio natural de gran belleza que contrasta con el trazado urbano de sus calles y plazas.

Paseo de la Grieta de Benamejí (Imagen Ayto. de Benamejí)
Paseo de la Grieta de Benamejí (Imagen Ayto. de Benamejí)

Su red de senderos representa un placer para los sentidos, desde donde contemplar perspectivas únicas, comenzando en el Mirador Reina Sofía, donde los visitantes pueden deleitarse con la panorámica de la Iglesia de la Inmaculada Concepción, el Castillo de Gómez Arias y el Puente Renacentista de Hernán Ruiz II.

Paseo y mirador de la Grieta en la actualidad (Imagen: Ayto. de Benamejí)
Paseo y mirador de la Grieta en la actualidad (Imagen: Ayto. de Benamejí)

Desde allí, la mirada se pierde en el curso serpenteante del río Genil, bordeado por el soto que da vida al paisaje. La vista abarca buena parte de la orografía del centro de Andalucía, en el lugar donde convergen las provincias de Málaga y Córdoba y muy próximo a la provincia de Granada y Sevilla.

Merenderos en el Parque de La Grieta
Merenderos en el Parque de La Grieta  (Imagen: Ayto. de Benamejí)

Para fomentar el disfrute en familia y entre amigos, el parque dispone de zonas de picnic equipadas, ideales para descansar y compartir al aire libre. Estas áreas recreativas se integran armoniosamente en el entorno natural, ofreciendo espacios de esparcimiento en plena naturaleza.

5 zonas de vegetación

La biodiversidad del parque es notable, con una rica variedad de flora y fauna que habita en sus diferentes ecosistemas. En 2023, se llevó a cabo la plantación de 400 árboles y arbustos, contribuyendo a la conservación y enriquecimiento del entorno natural.

Este pequeño "bosque" artificial se divide en cinco zonas principales que destacan por su rica diversidad vegetal.

Mapa de la flora del parque mirador de la Grieta (Fuente: Ayto. de Benamejí)
Imagen: Ayto. de Benamejí

La Zona 1: El Paseo de las Palmeras y Coníferas combina especies autóctonas y exóticas, con palmeras, coníferas y pinos piñoneros que proporcionan sombra y estructura al paisaje.

Palmera canaria y sendero en el Parque de la Grieta
Palmera canaria y sendero en el Parque de la Grieta (Foto: Ayto. de Benamejí)

La Zona 2: El Sendero de los Ciruelos y Pinos Carrascos presenta olmos ciruelos de follaje púrpura y pinos carrascos, junto a acacias, melias y plátanos orientales que crean un entorno fresco y sombreado.

La Zona 3: El Jardín de los Cipreses y Árboles del Amor mezcla cipreses, pinos piñoneros y árboles del amor con plantas ornamentales y especies mediterráneas.

La Zona 4: La Ladera de las Encinas y Madroños se caracteriza por especies mediterráneas como encinas, algarrobos y madroños, además de yucas, falsas pimientas y arces que aportan diversidad estructural.

La Zona 5: El Refugio de los Álamos y Eucaliptos ofrece un microclima fresco con álamos blancos y eucaliptos, junto a aligustres, jacarandas y otras plantas ornamentales.

Además, en el entorno del río Genil, el sotobosque ribereño incluye álamos, sauces, tarajes y pinares de repoblación, conformando un ecosistema fluvial de gran interés ecológico. Este parque no solo embellece el paisaje, sino que también desempeña un papel clave en la estabilidad de la ladera y la biodiversidad local.

Parque de la Grieta. Vista desde el río (Imagen: Ayto. Benamejí)
Parque de la Grieta. Vista desde el río (Imagen: Ayto. Benamejí)

Un enclave ideal para la avifauna

Entre las especies animales que habitan este característico enclave que combina el espacio fluvial y la montaña, destacan las aves, siendo un destino ideal para los observadores de la avifauna y amantes de la naturaleza.

El entorno presenta hábitats diversos que favorecen la presencia de numerosas especies, tanto residentes como migratorias. Los barrancos, pinares y zonas escarpadas cercanas proporcionan refugio a aves rapaces, mientras que las orillas del río Genil y sus humedales acogen a especies acuáticas y de ribera que enriquecen su biodiversidad.

Entre las rapaces destacan el águila perdicera (Aquila fasciata), símbolo de la zona, que anida en acantilados y se alimenta de conejos y aves pequeñas; el cernícalo común (Falco tinnunculus), conocido por su vuelo estacionario para cazar roedores e insectos; el milano negro (Milvus migrans), un ave migratoria visible en primavera y verano cerca del río Genil; y el cernícalo primilla (Falco naumanni), que se alimenta principalmente de insectos en áreas agrícolas.

Vistas
Vistas desde la grieta (Ayto. de Benamejí)

En cuanto a las aves de menor tamaño, el zorzal común (Turdus philomelos) destaca por su canto melodioso y su dieta de insectos y frutos. El estornino negro (Sturnus unicolor) es conocido por sus grandes bandadas en vuelo y su comportamiento gregario. La cogujada común (Galerida cristata) se distingue por su penacho en la cabeza y su canto repetitivo en zonas áridas, mientras que la perdiz roja (Alectoris rufa), habitual en matorrales y campos de cultivo, es una de las especies más representativas de la caza en la región.

El entorno del Parque Mirador de La Grieta, en el término municipal de Benamejí, es un espacio de gran valor para la biodiversidad local. La interacción de los ecosistemas fluviales del río Genil, los paisajes agrícolas y las montañas circundantes ofrece un hábitat crucial para muchas especies. Este corredor ecológico favorece la coexistencia de una rica fauna y contribuye a la estabilidad de los ecosistemas locales, regulando las poblaciones de insectos, controlando la vegetación y manteniendo el equilibrio natural.

Paseo de la Grieta (Foto: Área de Turismo de la Mancomunidad de la Subbética)
Paseo de la Grieta (Foto: Área de Turismo de la Mancomunidad de la Subbética)

Este parque no solo representa un triunfo sobre la naturaleza, sino también el ingenio de un pueblo que supo convertir una herida en belleza. La Grieta de Benamejí es hoy un símbolo de identidad, un refugio verde y un lugar de encuentro para quienes buscan disfrutar de la tranquilidad y la grandiosidad del paisaje andaluz.