Lucía González, técnica de turismo en Priego de Córdoba, demuestra a sus 53 años que la perseverancia y la pasión pueden convertir los sueños en realidad. Su vida es un ejemplo de compromiso con su tierra y de cómo afrontar las adversidades con valentía y solidaridad.
La perseverancia por cumplir un sueño
De joven, Lucía trabajaba en el negocio familiar, repartiendo hielo en un camión, pero siempre sintió que su verdadera vocación estaba en otro lugar. Fue en su época de estudios cuando descubrió su pasión por el turismo, un sector que la inspiraba y en el que decidió enfocarse sin titubeos.
Hoy, Lucía ha consolidado su carrera como técnica de turismo en Priego de Córdoba, donde ha encontrado la felicidad profesional que buscaba.

“Por Priego no se pasa, a Priego se va y es para siempre”
Esta frase, que solía repetir su padre, ha marcado profundamente a Lucía. Aunque nació fuera de la comarca subbética, su llegada a Priego transformó su vida. Se enamoró de la región, de sus paisajes, sus tradiciones y su gente, encontrando en Priego su hogar definitivo.
“Hablar de mi pueblo y ver cómo los demás lo disfrutan es una de mis mayores satisfacciones”, asegura.

Vivir la comarca para que otros la vivan
Lucía es una mujer activa y llena de iniciativas. Participa en las festividades locales y trabaja incansablemente para promocionar las riquezas culturales y turísticas de la comarca. Para ella, ser de la Subbética no es solo un lugar de origen, es un estilo de vida que promueve con orgullo.
A pesar de conocer distintos países, siempre ha sentido que su identidad está en la Subbética, y su labor es que otros lo descubran y lo valoren como ella lo hace.

Los golpes de la vida, principio de solidaridad
Un diagnóstico de cáncer cambió su vida de manera drástica, pero Lucía encontró en esa adversidad una oportunidad para ayudar a los demás. Desde entonces, ha estado activa en asociaciones que apoyan a personas que enfrentan esta enfermedad, brindando acompañamiento y compartiendo su experiencia.
“El cáncer me enseñó a ser más fuerte y a estar ahí para los demás”, dice con determinación.

"Priego y yo, para siempre"
En sus propias palabras, Lucía define su pasión y compromiso:
- “Hablar de mi pueblo y ver cómo los demás lo disfrutan es una de mis mayores satisfacciones.”
- “El cáncer me enseñó a ser más fuerte y a estar ahí para los demás.”
- “Priego es mi hogar, es mi lugar en el mundo.”
Lucía González es un testimonio de perseverancia, amor por su tierra y solidaridad. Su dedicación al turismo y su labor comunitaria la convierten en un pilar para Priego de Córdoba, una mujer que ha hecho suya la esencia de la Subbética y que, como ella misma dice, “nunca se va, como Priego, ella es para siempre”.




