Pocos podían imaginar en los años 80 del siglo pasado, cuando la última locomotora circuló por el trazado del "tren del Aceite" entre Jaén y la estación de Camporreal, que veinticinco años más tarde sus degradados edificios ferroviarios albergarían una nueva vida de la mano de la Vía Verde de la Subbética.
Poco a poco, a lo largo de sus casi sesenta kilómetros, casillas, antiguas viviendas ferroviarias, hangares y estaciones volvieron a recobrar su esplendor para seguir recibiendo pasajeros, aunque estos ya no llegan en trenes de vapor, ni sus andenes son escenario de tristes despedidas hacia la emigración. Ahora son cicloturistas, excursionistas o turistas en ruta los que se asoman a estos edificios para acercarse a los hermosos paisajes del Parque Natural de las Sierras Subbéticas o conocer nuestros pueblos, su cultura y patrimonio histórico.
Así, el antiguo trazado ferroviario ha dado paso al nacimiento de diferentes proyectos vinculados a la rehabilitación y gestión de los edificios ferroviarios existentes. Doña Mencía, Cabra, Lucena y su pedanía de Las Navas y Luque han sabido poner en valor sus infraestructuras ligadas al tren y dotarlas de nuevos contenidos.
Paradigmático es el caso de la estación de Luque, que incluso antes de que naciera la Vía Verde como concepto de desarrollo turístico ya se había consolidado como restaurante y venta de productos locales. Con el nombre de Restaurante Nicol´s, al estación alberga también un Centro de Interpretación del Aceite, donde se pueden realizar catas de aceite de la zona, desayunos molineros, exposiciones, charlas o celebrar cualquier tipo de eventos.
¿DE DÓNDE SALE TANTO JAPONÉS?
Este negocio familiar es hoy no solo una de las referencias gastronómicas del municipio de Luque, sino también un espacio especializado en la recepción de grupos de viajeros que circulan a través de la nacional 432 de Córdoba a Granada o viceversa y, sin ningún lugar a dudas, el recinto turístico más visitado por el turismo asiático en el conjunto de la Subbética Cordobesa. Cualquiera que haya pasado por Nicol's se habrá visto sorprendido por la continua presencia de turistas japoneses y chinos comprando productos típicos en su tienda, pasando entre las mesas distribuidas por el anden, o sacando unas fotos en su museo o jardines.
Resulta curioso escuchar a sus empleados dirigiéndose en chino o japonés a sus clientes asiáticos, animándoles a degustar o comprar sus productos. Almendras, aceites de oliva de la comarca, turrones, aceitunas, pan de higos, azafrán en hebra, cerámicas o su crema de manos a base de aceite, "el producto estrella" de cuantos se ofrecen en las estanterías del colmado.
A donde no llega el 'mandarín' de emergencia aprendido en los ratos libres lo hacen los gestos, pero raro es que uno de estos viajeros momentáneos de ojos rasgados se vaya de Nicol's sin su bolsa con algún producto típico de la Subbética.
¿Y DE COMER QUÉ?
Pero a Nicol´'s no solo se va a comprar. El restaurante cuenta con otros alicientes para quien busca un rato de descanso o una buena comida al pie de la Vía Verde. Su andén hace las veces de salón-comedor y dos antiguos vagones –restaurados y decorados con antiguas fotos de aquellas viejas locomotoras a vapor en blanco y negro que un día circularon sobre raíles hoy desaparecidos– la de "salones privados".
En Nicol`s podemos tomar un menú compuesto por varios primeros y segundos platos a elegir, o pedir alguna de las sugerencias de su carta, que incluye una estupenda ensaladilla como aperitivo, una buena carne a la parrilla –recomendamos la presa o el churrasco de cerdo–, pescados fritos y joyas como sus "manitas de cerdo" –en la foto– y ricos postres caseros. Platos generosos, buen sabor y precios que en la mayoría de los casos oscilan entre 5 y 9 euros por ración, realmente asequibles.
Es Restaurante Nicol's. Lo anotamos en nuestro recorrido gastronómico por la Subbética.
Aquí van algunas fotos de nuestra visita a Nicol's
