Agentes de la Guardia Civil pertenecientes a la Patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) de Rute, en el marco de las operaciones llevadas a cabo para la vigilancia de la captura ilegal de aves fringílidas, ha investigado a un varón de 40 años como supuesto autor de un delito contra la fauna silvestre.
Las investigaciones se iniciaron tras detectar la patrulla del SEPRONA con base en Rute, posibles zonas próximas al río Lucena, donde al parecer se estaban utilizando redes para capturar aves fringílidas.
Ante ello, se estableció un dispositivo de servicio orientado a la identificación y localización de la persona/s que pudieran estar dedicándose a este tipo de caza, dispositivo que permitió localizar a un varón de 40 años, en las inmediaciones del citado río, el cual supuestamente tenía colocadas en forma de pantalla, dos redes “japonesas” invisibles de grandes dimensiones, para la captura de dichas aves a su paso por el lugar, quedando los pájaros atrapados en las mismas, siendo recuperadas por esta persona, quien las desenredaba y las introducía en una jaula que tenía escondida en las inmediaciones, en cuyo interior se localizaron en ese momento 17 Jilgueros (carduelis carduelis), dos verderones comunes (Carduelis Chloris) y un Verdecillo chamarin (Serinus Serenus), que fueron puestos en libertad en presencia del infractor
Dado que la captura de este tipo de aves protegidas por una directiva europea de 2009 está prohibida, y siendo el medio empleado un método masivo, no selectivo, se procedió por parte de los agentes a la identificación del investigado y a la instrucción de las pertinentes diligencias y puesta a disposición de la Autoridad Judicial.
La captura masiva de este tipo de pájaros está prohibida salvo en periodos muy concretos habilitados por las comunidades autónomas, pese a lo cual cientos de miles de jilgueros, verderones o pardillos terminan cada año en las redes de los silvestristas. Los atrapan, teóricamente, para usarlos en concursos de canto, aunque muchos de ellos acaban en la mesa como "pajaritos fritos".
La Sociedad Española de Ornitología (SEO) considera que es una práctica muy dañina para las poblaciones de aves agrarias que están en franca regresión. Mientras, los silvestristas argumentan que su captura forma parte del patrimonio sociocultural y necesitan ejemplares salvajes para refrescar genéticamente las variedades cantoras de sus campeonatos.